Tu hijo no come bien - Desordenes alimenticios | familiaynutricion.com.co

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Nutrición para el óptimo crecimiento y desarrollo de tu hijo

La alimentación en los primeros años de vida de tus hijos es crucial para su crecimiento y desarrollo. Sin embargo, debes tener en cuenta que de acuerdo a su edad los requerimientos nutricionales son diferentes.

Ten presente, que a medida que crecen van probando variedad de comidas, razón por la cual es esencial que promuevas desde ahora hábitos alimenticios saludables que perdurarán toda su vida.


¿Tu hijo no come bien?

Es normal que durante el desarrollo infantil tus hijos presenten rechazo a probar nuevos alimentos. No obstante, aunque para algunos niños el ser selectivos con la comida es una situación transitoria, para otros en cambio, es un problema que perdura.

Es fundamental tener en cuenta que los niños pueden reaccionar negativamente cuando los padres los presionan para comer, incluso cuando ofrecen recompensas. Así que, antes de poner en práctica alguna técnica para hacer que tu hijo coma, debes indagar la causa real por la cual no se alimenta adecuadamente, ya que puede ser ocasionado  por algunas de las dificultades de la alimentación siguientes:

•    Ingesta altamente selectiva.
•    Niño hiperactivo y con poco interés en la alimentación.
•    Temor a la alimentación.
•    Niño deprimido/ apático con poco interés en la alimentación.
•    Niño normal con poco apetito por concepto erróneo de los padres.
•    Niño con poco apetito debido a enfermedades orgánicas.


Tipos de dificultades de la alimentación en los niños

1. Ingesta altamente selectiva
Síntomas:
•    El niño/a suele rechazar ciertos alimentos debido a su olor, sabor, textura, temperatura y/o aspecto.
•    El niño/a puede sentir angustia al ver los alimentos y rechazarlos, asumiendo que son desagradables para él o ella.
•    Las dificultades sensoriales adicionales a menudo están presentes.

Intervención:
•    Servir cantidades mínimas del alimento que no acepta mezclado con otro de su agrado
•    Exponer al niño reiteradamente a los alimentos (hasta 15 veces)
•    Dejar la comida al alcance del niño sin ofrecérsela
•    No forzar a comer y permanecer relajado

2. Niño hiperactivo y con poco interés en la alimentación 

Síntomas: 

•    El niño/a está alerta, activo/a, pero raramente muestra signos de hambre o interés en la alimentación.
•    El niño/a está más interesado/a en jugar e interactuar con sus familiares que en comer.
•    El niño/a puede morder solamente un pedazo o dos del alimento y haber terminado de comer; se distrae fácilmente de los alimentos y puede ser difícil mantenerlo en la mesa o en la silla alta de comer durante las comidas.

Intervención: 

•    Fomentar el hambre en el niño: proporciones 5 comidas al día separadas por al menos 3 horas.
•    Entre comidas, ofrezca solamente agua.
•    Enseñe a su hijo a comer hasta que se sienta saciado: sirva porciones pequeñas repetidamente, ofrezca una ración nueva tan pronto se haya terminado la anterior, limite la duración de las comidas a 20-30 minutos.
•    Minimice las distracciones durante la comida.
•    No permita que su hijo mastique lentamente ya que disminuirá su apetito.
•    No amenace ni dé de comer a la fuerza ya que es un comportamiento contraproducente.

3. Temor a la alimentación 

Síntomas: 

•    El niño/a muestra temor cuando se le presentan los alimentos y puede resistirse a la alimentación por medio del llanto; se arquea o se rehúsa a abrir su boca.
•    Puede ocurrir en un niño/a que ha sufrido una experiencia de alimentación negativa (por ejemplo, atragantamiento) o en un niño/a que ha sido alimentado/a por sonda.

Intervención: 

•    Alimente a su hijo cuando está “medio” dormido o relajado.
•    Haga que su hijo juegue con los instrumentos de alimentación (cubiertos de plástico, etc…) hasta que pierda el miedo.
•    Si su hijos tema a los alimentos sólidos, ofrézcale líquidos y gradualmente avance a purés, posteriormente a alimentos blandos y por fin alimentos sólidos.
•    No tome medidas amenazadoras o correctivas, será contraproducente.

4. Niño normal con poco apetito por concepto erróneo de los padres 

Síntomas

 •    El niño/a cuyo apetito parece estar limitado, cuando en realidad es apropiado para su tamaño y sus necesidades nutricionales.
•    El niño/a a menudo es pequeño/a, pero ha logrado un crecimiento satisfactorio con base en la estatura media paterna.
•    La excesiva preocupación de los padres puede llevar a métodos de alimentación coercitivos que pueden afectar adversamente al niño/a.

Intervención: 

•    Fomentar el hambre en el niño: proporciones 5 comidas al día separadas por al menos 3 horas
•    Entre comidas, ofrezca solamente agua
•    Sirva alimentos y porciones adecuados a la edad de su hijo
•    Elogie las habilidades de alimentarse por sí mismos, pero mantenga una actitud neutral si la ingesta no es adecuada
•    Fomente la alimentación independiente y tolere el desorden lógico para su edad
•    Introduzca alimentos nuevos de manera gradual

5. Niño deprimido/apático con poco interés en la alimentación 

Síntomas: 

•    El niño/a con poco apetito que parece retraído.
•    Conversación verbal y no verbal limitada (por ejemplo: sonrisas, balbuceos, contacto visual) entre el niño/a y el cuidado.
•    Puede haber evidencia de descuido ó negligencia del cuidador.

Intervención:

 •    Los niños con poco apetito debido a la reciprocidad insuficiente tienden a responder positivamente al afecto, cuidado y experiencia de la persona que los alimenta. Investigue y observe la relación entre el niño/a y cuidador

6.Niño con poco apetito debido a enfermedades orgánicas 

Síntomas

  •    El niño/a con poco apetito y/o que rechaza los alimentos como resultado de una patología orgánica seria.
Es muy importante consultar al médico para poder identificar claramente cualquiera de los desórdenes de la alimentación anteriormente mencionados.

Consecuencias
•    Impacto en desarrollo cognitivo.
•    Retardo del crecimiento.
•    Mayor susceptibilidad a infecciones.
•    Pérdida de peso.
•    Poca energía.


Desarrollo y aprendizaje 

Estimulación adecuada de tu hijo
Además de ofrecer a tu hijo una nutrición adecuada, también puedes ayudarlo en el crecimiento físico, el desarrollo de habilidades lingüísticas, cognitivas, motoras, e incluso, en sus destrezas sociales y emocionales, a través de actividades e interacciones prácticas. Éstas proporcionarán a tu hijo, un inicio sólido durante el primer año.

Desarrollo y crecimiento  

Actividades para respaldar el desarrollo y el crecimiento físico de tu hijo

Tu hijo crece más durante el primer año que en cualquier otro momento. Si bien cada hijo es diferente en cuanto al grado de crecimiento, puedes apoyarlo con una nutrición adecuada.

¿Cuál es la diferencia entre el crecimiento físico y el desarrollo de tu hijo?

El crecimiento físico de tu hijo indica el aumento de su longitud y su peso, mientras que el desarrollo se refiere a su capacidad para llevar a cabo acciones y procesos de pensamiento más coordinados. El primer año es fundamental para las habilidades cognitivas, sociales, emocionales y lingüísticas, así como para el desarrollo físico.

El crecimiento físico de tu hijo durante el primer año

Los hijos tienen distintos tamaños y crecen a ritmos diferentes. Si bien hay pautas generales, si tu hijo está por debajo o por encima de estos promedios, no hay de qué preocuparse. 
•    Desde el nacimiento hasta los 6 meses, puedes esperar que tu hijo crezca de 1/2 a 1 pulgada por mes y aumente de 5 a 7 onzas por semana. De los 5 a los 6 meses, puede duplicar su peso original al nacer.
•    De los 6 a los 12 meses, tu hijo puede crecer 3/8 de pulgada por mes y aumentar de 3 a 5 onzas por semana. Para los 12 meses, tal vez haya triplicado su peso original al nacer.
•    Es importante tener en cuenta que la altura y el peso específicos de tu hijo no son tan importantes como asegurarse de que el ritmo de crecimiento sea constante.

Las habilidades cognitivas de tu hijo también se desarrollan desde el punto de vista físico: 

•    En el primer año, se desarrolla aproximadamente el 75 % de su cerebro.
•    La vista del recién nacido es normalmente borrosa, pero a los 6 meses tu hijo ve al mundo casi como tú lo ves.

Cómo apoyar el crecimiento físico de tu hijo:

•    Asegúrate que tu hijo esté activo. El juego interactivo, que en los primeros meses podría ser simplemente acostar a tu hijo sobre su abdomen. Este sencillo ejercicio puede estimular el movimiento y establecer lazos emocionales con el pequeño, así como el desarrollo de las áreas fundamentales.
•    Ayuda a tu hijo a descansar bien. Los hijos necesitan dormir más que los niños mayores; por lo tanto, alterna las actividades de aprendizaje con el sueño. Aprende a reconocer las señales de tu hijo que indican que es necesaria una siesta o que es la hora de ir a dormir.
•    Mantén desde ahora una nutrición equilibrada. Si tienes preguntas sobre lo que tú o tu hijo deben comer desde el embarazo hasta su primer año, acude con un experto en nutrición.
•    Consulta cualquier duda que tengas con tu médico, aunque creas que no es importante.


Habilidades de aprendizaje lingüístico 

Actividades para respaldar las habilidades de aprendizaje lingüístico de tu hijo

Tu hijo empieza a comunicarse con el primer llanto y en realidad, adquiere su capacidad para comunicarse correctamente mucho antes de decir su primera palabra. Los hijos aprenden a hablar a su propio ritmo, pero tú puedes ayudarlo a estimular sus habilidades con actividades y juegos.

¿Cuáles son las habilidades lingüísticas de tu hijo?

Las habilidades lingüísticas de tu hijo abarcan la capacidad de hablar, pero también el uso del lenguaje corporal y los gestos, junto con la capacidad para comunicarse y entender lo que dicen otras personas.

Desarrollo del aprendizaje lingüístico de tu hijo en el primer año

Tu hijo aprende el lenguaje en etapas, escuchando los sonidos que hacen las personas, observándolas cuando se comunican y luego experimentando con la emisión de sonidos. Prefiere las voces humanas (especialmente la voz de la mamá) a cualquier otro sonido.

Incluso en el primer mes, tu hijo puede identificar tu voz desde una habitación diferente.

A los 2 meses, tu hijo sonríe para comunicarse. El gorgoriteo comienza con los sonidos de las vocales y pronto avanza hasta los de las consonantes, que con mayor frecuencia incluyen la "p", la "m", la "b" y, a los 4 meses, la "d".

A los 5 meses, tu hijo balbucea, grita, gorjea y empieza a imitar los sonidos. Comenzará a reconocer los nombres a medida que aumenta su memoria y su capacidad de concentración. Él empezará a comprender lo que le estás diciendo al distinguir las emociones en tus tonos de voz.

A los 12 meses, tu hijo puede seguir instrucciones sencillas y tal vez pueda decir dos o tres palabras.

Cómo apoyar el desarrollo lingüístico de tu hijo

Empieza a hablarle a tu hijo. La conversación en los primeros meses sienta las bases del desarrollo lingüístico. Describe sencillamente lo que tú y tu hijo ven, escuchan y huelen. Usa palabras elementales para comunicar ideas y emociones, y habla con un tono cariñoso.
A medida que tu hijo empiece a madurar, hazle preguntas y dale tiempo para que responda con sonidos de gorjeo. Este patrón refuerza la idea de que la comunicación es un proceso bidireccional. El niño aprende las reglas sutiles de la conversación: el turno para hablar, la imitación y el ritmo de la interacción verbal. Continúa con esta práctica durante el primer año.

Léele a tu hijo. Leer en voz alta es la forma más simple de fomentarle las habilidades lingüísticas. Reserva algo de tiempo todos los días para la lectura. Tu hijo no entenderá el argumento, pero la lectura estimula el habla y alienta la imitación de los sonidos. Comienza con libros que tengan imágenes de colores fuertes. Anima la lectura con expresiones faciales, efectos de sonido y voces de personajes. A medida que crezca, deja siempre algunos libros resistentes a su alcance.

Imita a tu hijo. A medida que aumente el balbuceo, repite los sonidos tal como tu hijo los hace. Intenta alentarlo para que responda y te imite. Aplaude y celebra cada vez que haya una respuesta relacionada.

Señala y menciona el nombre de personas y objetos familiares. Para cuando tu hijo tenga 9 meses, comienza a preguntar, "¿Dónde está mamá?" o, "¿Dónde está papá?". Motívalo a encontrar y mirar a la persona o al objeto familiar (como un juguete, un pañal o un biberón) que tu hayas nombrado. Además, puedes hacer un álbum de fotografías que incluyan miembros de la familia, mascotas u objetos familiares.
Tal vez, tu hijo solo se mantenga interesado en un libro durante unos pocos minutos, pero haz el intento todos los días. Recuerda mantener la coherencia respecto de las etiquetas verbales. Por ejemplo, si identifica la fotografía del gato como "minino", no lo cambies a "gato" la próxima vez que mire el libro.

Concédele momentos de tranquilidad. Puede parecer extraño, pero eliminar de vez en cuando los sonidos de la televisión, la radio o la computadora puede fortalecer las habilidades lingüísticas de tu hijo al darle tiempo para que practique sin distracciones.

Desarrollo cognitivo 

Actividades para respaldar el desarrollo cognitivo de tu hijo

Desde que nace, tu hijo absorbe información y desarrolla las habilidades cognitivas, aunque esto no sea evidente al principio. De hecho, el cuidado y las experiencias que le ofreces pueden incidir en el desarrollo de su cerebro. 

¿Qué son las habilidades cognitivas de tu hijo?

Las habilidades cognitivas abarcan su capacidad para pensar, aprender, comprender, resolver problemas, razonar y recordar.

El desarrollo cognitivo de tu hijo el primer año 

Todas las experiencias, desde un simple abrazo hasta el juego organizado, le enseñan a tu hijo acerca del mundo. Ayudarlo a que se sienta seguro y partícipe, ha demostrado aumentar la aptitud mental. En los primeros meses, es posible que solo gire en dirección a los colores y las luces brillantes o a una voz humana.

A medida que aumenten la memoria y la capacidad de atención de tu hijo en los meses siguientes, él comenzará a aplicar el conocimiento a través de la actividad. Tal vez use las manos y la boca para explorar, encontrar objetos ocultos e imitar acciones familiares. Entre los 9 y los 12 meses, ansía interactuar contigo, lo que estimula aún más el desarrollo cognitivo.

Cómo apoyar el desarrollo cognitivo de tu hijo

La lectura estimula el desarrollo del pensamiento de tu hijo. En el primer mes, léele a tu hijo casi todo en voz alta.

A los 3 meses, opta por los libros que tengan imágenes de colores fuertes y que muestran objetos comunes.
En los meses siguientes, haz tu propio libro de imágenes con fotografías de personas u objetos familiares. Es posible que el niño solo se interese unos pocos minutos, pero leer libros todos los días marcará una diferencia.

La repetición estimula la confianza en sí mismo. Hacer lo mismo una y otra vez con tu hijo proporciona la práctica necesaria para el aprendizaje. A medida que tu hijo madure, crea un juego a partir de la repetición de acciones o palabras. Esto desarrollará la confianza en sí mismo y fortalecerá las conexiones en su cerebro durante el primer año.

Ofrécele a tu hijo diferentes juguetes y texturas para que toque. Permítele que toque las texturas, como un animal de peluche, un sonajero de plástico con forma o un suave bloque de madera. Dado que los niños se llevan a la boca la mayoría de los objetos, debes estar siempre atenta y asegurarte que los objetos no sean muy pequeños.
Al principio, limita los juguetes a una o dos opciones simples y coloridas para ayudar a tu hijo a enfocarse. A medida que él madure, cambia de juguete o actividad. Por ejemplo, coloca una pelota en el interior de una caja. Este pequeño cambio desafía las habilidades cognitivas del niño sin que se frustre.

Ayuda a que tu hijo aprenda la relación de "causa y efecto". Antes de los 4 a 5 meses, tu hijo comenzará a dejar caer cosas de manera intencional para probar esta habilidad recientemente descubierta, a fin de influir en el entorno. Dale al niño cucharas de madera, tazas de plástico o cajas pequeñas, y transforma esto en un juego.

A medida que el niño madure, cambia a juguetes interactivos o tableros de actividades. Muéstrale a tu hijo que al oprimir un botón es posible reproducir música o que al abrir la puerta de un establo de juguete aparecerá un "mu" de una vaca. Ver los resultados de las acciones fortalece la confianza en sí mismo.

Ofrécele a tu hijo opciones seguras para explorar. Llena un cajón o un armario de la cocina que estén al alcance del hijo con objetos seguros que tengan distintas formas, texturas y tamaños, a fin de que el hijo los descubra. El hijo aprende al dejar caer, rodar y agitar objetos, y al encajar objetos uno dentro de otro.

Juega con tu hijo a crear situaciones imaginarias para reforzar los nombres y las funciones. Dale al niño objetos como: un cepillo suave para el cabello, un teléfono de juguete, un cepillo de dientes, una taza o una cuchara, y enséñale la manera correcta de usar cada objeto. Felicita a tu hijo cuando imite las acciones. Antes de los 12 meses, entenderá que los objetos tienen un nombre y una función.

Habilidades motoras 

Actividades para respaldar el desarrollo de las habilidades motoras de tu hijo

En los primeros meses de vida, los movimientos del niño pasan de ser acciones rápidas y bruscas a movimientos más suaves e intencionales, ya que el sistema nervioso y el sistema de control de los músculos comienzan a sincronizarse. Puedes ayudar a fortalecer sus habilidades motrices y su desarrollo muscular con práctica y actividades simples.  

¿Cuáles son las habilidades motrices de tu hijo?

Mejorar las habilidades de motricidad gruesa involucra los músculos gruesos que el hijo usa para sentarse, pararse, caminar, correr, mantener el equilibrio o cambiar de posición. Las habilidades de motricidad fina incluyen el uso de las manos para comer, dibujar, jugar o recoger objetos pequeños.

El desarrollo de las habilidades motrices de tu hijo durante el primer año

Durante los primeros 3 meses, los músculos del niño no están desarrollados, por eso hay que sostenerle la cabeza y el cuello. Al 4 mes, el bebé tiene el control muscular que necesita para girar la cabeza y seguir objetos. La capacidad para mantener el equilibrio, sentarse, gatear y, finalmente, pararse de manera normal, sucede durante los primeros 12 meses. En lo que respecta a las habilidades de motricidad fina, el niño pasará de tomar objetos de manera torpe en los primeros meses a tomar objetos con precisión.

Cómo apoyar el desarrollo de las habilidades motrices de tu hijo

• Durante los primeros meses y bajo tu estricta supervisión, coloca al niño boca abajo para fortalecer los músculos del cuello y la espalda. Sostén un juguete colorido y haz un ruido interesante para llamar su atención. Siempre deja al niño boca abajo unos pocos minutos, uno o dos minutos será suficiente.

Haz rodar una pelota grande hacia tu hijo. Esto te permitirá interactuar con él y observar sus habilidades de desarrollo. Al principio, le dará una palmada pero, finalmente, aprenderá a darle un manotazo para enviarla hacia donde tu estás.

Coloca un objeto tangible (como un sonajero) en la mano de tu hijo y tira de él muy suavemente. Esta actividad ayuda a desarrollar los músculos a medida que el niño opone resistencia a sus esfuerzos.

Prueba con bloques. Nada alienta a un niño a gatear más que una torre de bloques que está fuera de su alcance y a la espera de ser derribada.

Alrededor de los 4 o 7 meses, pon al niño de pie suavemente. En esta etapa, tu hijo comenzará a entender la función de cada parte del cuerpo, y empezará a usar los pies y las piernas para rebotar hacia arriba y hacia abajo con tu ayuda. Esto le ayudará a prepararse para caminar en el futuro. Puedes modificar esta actividad para un niño más pequeño y hacer que la realice sentado.

Pon una serie de obstáculos. Coloca cojines de sofá livianos, almohadas o cajas sobre el piso alfombrado. Haz que el niño gatee por encima de los obstáculos o entre ellos. Incluso puede esconderse detrás de un obstáculo y jugar al escondite. Siempre supervísalo estrictamente mientras juega con almohadas.

Ofrécele refrigerios para que desarrolle la motricidad fina. A medida que comiences a agregar meriendas saludables a la alimentación del niño en los últimos meses de su primer año de vida (y con la aprobación del pediatra), procura que cada experiencia de alimentación sea un momento divertido para el aprendizaje y la práctica. Si es posible, motiva al niño a que tome trozos de fruta, cereales o verduras de tamaño adecuado. Enséñale cómo hacerlo y felicítalo cada vez que tome un refrigerio de manera satisfactoria. Si no estás segura de qué tipos de alimentos debes usar, consulta al nutricionista.

Desarrollo social y emocional

Actividades para respaldar el desarrollo social y emocional de tu hijo

Desde llorar hasta usar las expresiones faciales, el niño comienza a adaptarse al mundo inmediatamente después del parto. Estos intercambios tempranos son una parte importante del desarrollo social y emocional.

¿Cuáles son las habilidades sociales de tu hijo? 

Las habilidades sociales incluyen interactuar con los demás, establecer relaciones con la familia y los amigos, aprender a trabajar con otras personas y responder a los sentimientos de los demás.

El desarrollo social y emocional de tu hijo durante el primer año de vida

El niño comienza a sonreír y a hacer muecas durante el primer mes de vida.

Antes del 2 o 3 mes, el niño muestra su sonrisa delante de otras personas percatándose de que ésta llama la atención. Cuanto más se involucre el niño contigo, menos tiempo pasará abrumado por las sensaciones internas, como hambre, gases o cansancio.

Durante los primeros meses de vida, el niño disfruta de jugar con las personas que conoce y se vuelve más comunicativo y expresivo. Sonríe ante una observación o comienza a gritar para mostrar enojo, y reafirma las preferencias por determinadas personas y juguetes específicos. Además, es posible que se muestre temeroso ante las situaciones nuevas, pero con tú ayuda podrá aprender y aceptar los entornos nuevos.

Cómo apoyar el crecimiento y el desarrollo social y emocional de tu hijo

Responde rápidamente a las necesidades del recién nacido. Las investigaciones demuestran que responder a las necesidades del niño genera confianza en ti y ayuda a que él se sienta seguro. Este vínculo puede ayudarle a calmarse sin tú ayuda en el futuro.

Observa y tómate tiempo para entender mejor la personalidad única de tu hijo. Es importante que entiendas lo que más puedas sobre los rasgos de la personalidad y el estilo de comportamiento del niño, de modo que puedas responder a sus necesidades de la mejor manera posible. Por ejemplo, un niño irritable podría necesitar abrazos o distracción para volver a enfocar la energía, mientras que un niño tímido es posible que necesite observar desde la distancia antes de involucrarse directamente con los demás.

Deja que tu hijo establezca el ritmo. Cuando el niño se aparta o se vuelve intranquilo, interrumpe la actividad que estaba realizando por un  momento.

Usa actividades para tratar el temor de tu hijo a los extraños. Antes del 5 al 7 mes, el niño puede reconocer a ciertas personas y temerle a aquellas que no conoce, incluidos los parientes a quienes no ve con regularidad. Puedes aliviar sus temores presentándole personas nuevas de manera gradual y con cuidado cuando esté bien descansado, sano y pleno. Ofrécele un objeto que lo tranquilice, como un juguete de peluche o una manta, para que pueda sentirse seguro.

Alivia la ansiedad por la separación con juegos en el hogar. Este temor común por lo general aparece entre el 6 y el 8 mes de vida, cuando el niño se percata de que puedes alejarte en cualquier momento. La mejor manera de calmarlo es alejarse unos minutos y luego regresar. Transforma esto en un juego repitiendo el patrón; comienza con unos segundos y ve prolongando el tiempo. Como otra actividad de práctica, deja que gatee hacia otra habitación que sea segura, pero espera entre uno y dos minutos antes de seguirlo. Si dejas a tu hijo con otra persona, tómate unos minutos adicionales antes de irte.

Desarrolla la conciencia de sí mismo con juegos de espejos. Alrededor de los 12 meses, párate junto a tu hijo frente a un espejo y señala diferentes partes del cuerpo, como la nariz o el brazo. Procura que tu hijo haga lo mismo. Acércate y aléjate del espejo para jugar al escondite. Tú y él pueden hacer caras para mostrar las distintas emociones que sugieres.

Realiza cortas citas con niños para que practique jugar en grupos. Si bien no habrá mucho juego interactivo aún, el tiempo que pase con otros niños establecerá una base social sólida para los años venideros.