El llanto es la única manera que tiene tu bebé para decirle que algo le molesta. No siempre significa que tiene un malestar grave. Primero, revisa si está demasiado frío o caliente, si tiene hambre o gases, si está cansado o si necesita un cambio de pañal.
Un cambio en su patrón de llanto podría ser motivo de preocupación. Confía en tus instintos y llama a su pediatra o al profesional de la salud si estás preocupada.
Tú sabes cómo consolar a tu bebé envolviéndolo con una manta, ofreciéndole un chupo o meciéndolo en una silla mecedora. Si estos intentos no funcionan y no encuentras el motivo del malestar, prueba lo siguiente:
• Haz que rebote suavemente, camina con él o llévalo de paseo en el auto.
• Crea ruidos de fondo (música suave, aspiradora).
Cuando los bebés lloran durante tres o más horas al día por lo menos tres días a la semana durante tres semanas o más, podrían tener cólicos. Esto se conoce comúnmente como la “Regla de los 3”. Generalmente, los cólicos empiezan a las 2 o 3 semanas y son poco frecuentes después de los 3 meses.
Si bien nadie sabe exactamente qué provoca los cólicos, para la mayoría de los bebés no es un signo de un problema médico grave. Si tu bebé tuvo una afección médica grave, sus llantos podrían ser más continuos.
A veces, el llanto excesivo del bebé con cólicos se debe a una sensibilidad a la proteína en algunas leches de fórmula para bebés. Pide una cita y consulta con tu pediatra, la solución a los cólicos puede estar a un paso.
Busca ayuda
Un buen sistema de apoyo te ofrece un descanso muy necesario cuando el llanto de tu bebé se vuelve abrumador. Pide ayuda a tu pareja o a un miembro de la familia para obtener alivio o dormir cuando lo necesites. Si sientes que podrías perder el control debido al llanto, pon a tu bebé en la cuna con tranquilidad y seguridad, y aléjate brevemente para pensar y calmar. Sentirse abrumada es normal y temporal, nunca sacudas a tu bebé.